Gochu
Un ejemplar único, un auténtico connaisseur.
Eso sí: un gochu. En realidad, él sólo podría engullir toda la
carta de una sidrería con una mano y
con la otra beberse hasta el agua de las cisternas.
Lo come todo, lo bebe todo, pero su cuerpo metaboliza los
nutrientes y los convierte en metales y minerales de manera diferente
al resto de los mamíferos. Es el testimonio vivo de la validez
del enunciado de Lavoisier que asegura que la energía (y por
tanto, la materia) ni se crea ni se destruye, sólo se
transforma. En su caso se transforma en abdominales como
ladrillos y nalgas de fibra de carbono. Atesora un conocimiento
enciclopédico de la hostelería regional y nacional por el que
pagaría una fortuna cualquier consultora. El alcohol le despeja,
el café le da sueño y come bocadillos de oricios integrales
(crudos y sin quitar los pinchos). En lo referente a la
alimentación practica todos los regímenes alimenticios: se
define a sí mismo como estricto vegano en primer lugar,
vegetariano radical en segundo (sobre todo para las ensaladas),
hervívoro ocasionalen tercero, cuarto, como carnívoro
convencido, quinto, frugívoro (sobre todo en los postres y
en coctelería) y en sexto lugar, ommívoro. Tiene un estómago más
que las vacas y 5 hígados.
Habla y lee en cinco idiomas pero sólo entiende
uno (el español).
Baila muy mal.
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